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El autor, Luis Díaz







domingo, 18 de septiembre de 2016

¿Seguimos con la teoría de la conspiración? Una opinión sobre la situación de la Masonería en las últimas semanas

Basta leer un artículo en un conocido diario de Internet sobre la nueva ubicación de una de las organizaciones masónicas españolas para que recobre fuerza el enorme problema que sufre la Masonería en nuestro país. Cualquier mención hacia la Orden del Gran Arquitecto del Universo y comienzan los insultos, las valoraciones infundadas, las amenazas o las burlas. Entonces, si ya ocurre, ¿por qué un nuevo artículo sobre algo que ya se ha escrito?

No oculto mi condición masónica. Soy masón desde hace varios años (ni muchos ni pocos, simplemente años) y desde hace dos aproximadamente hablo de forma abierta sobre mi condición, siempre desde el respeto a la Orden, al resto de los Hermanos y a la Historia. Sin embargo, creo que el silencio, el mirar para otro lado ante estas situaciones, nos hace más mal que bien. Quienes han criticado a la Masonería desde las editoriales o las productoras de documentales con posturas poco científicas, amarillistas o desde la teoría del complot, han sido más numerosos que aquellos que desde el ámbito de la experiencia o del mundo académico se han decidido a romper una lanza por una organización defensora de la libertad y los derechos humanos.

Cierto es que tal situación ha ido cambiando. Cada vez son más numerosos quienes investigan desde el ámbito de la educación la evolución de la Masonería española, eliminando mitos y construyendo incluso “un método” desde el que acercarse a una organización tan particular que mezcla lo simbólico con el crecimiento personal y la defensa a ultranza de valores y derechos que nos pertenecen a todos por ostentar la simple categoría de humanos.

Sin embargo, también he notado, al menos subjetivamente, un aumento de los ataques, llegando incluso a amenazar con quemar la nueva sede de la Gran Logia Simbólica Española y el Supremo Consejo Masónico de España[1] el día de su inauguración. No es nueva esta situación: la semana del 14 de julio de 2014 la sede de la Gran Logia Provincial de Madrid, de la Gran Logia de España – Grande Oriente Español, fue víctima de la furia fanática de miembros de la extrema derecha con alusiones al dictador Francisco Franco o relacionando a la Masonería con una ideología política en concreto[2].

En muchas ocasiones se ha achacado al “oscurantismo” de la Masonería sobre sí misma la responsabilidad de tales actuaciones. Como si la víctima fuese responsable de la acción del verdugo. Sinceramente, me posiciono en contra radicalmente de tales afirmaciones. La Masonería es una organización legal dentro del marco de la Constitución Española de 1978 y de la correspondiente legislación del marco de asociaciones civiles, reconocida internacionalmente, con páginas web, sedes completamente visibles y responsables electos los cuáles siempre están dispuestos a explicar a medios de comunicación y particulares qué es la Masonería y el por qué de su existencia. Al menos desde hace varios años, y hablo de la Gran Logia de España – Grande Oriente Español porque es en la organización en la que desarrollo mi vida masónica, se viene viviendo un proceso de apertura ante la sociedad en el que sin tapujos de ningún tipo se habla de la organización, su historia, sus principios, su utilidad, su presente y su futuro tanto a medio como a largo plazo. Se organizan conferencias, mesas redondas, cenas abiertas, semanas masónicas e incluso, un desfile hace poco tiempo en la isla canaria de La Palma[3], todo unido a una intensa actividad de carácter benéfico y filantrópico en todo el país.

Entonces, ¿es el oscurantismo o el deseo de encontrar chivos expiatorios? ¿Alguna vez se acabará esta manía persecutoria contra quienes únicamente hemos encontrado en la Masonería un método de trabajo interior para ser cada día mejores? No somos súper hombres: únicamente somos hombres queriendo ser más útiles a nuestras familias, nuestro círculo más cercano, nuestros compañeros de trabajo y nuestra sociedad, movidos por ideales tan puros como la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad.

Habrá quien diga que exagero y que rozo (o cruzo sin ruborizarme) la demagogia. Muy bien: las cifras están ahí. No fueron pocos los masones que fueron a la cárcel, tuvieron que exiliarse de nuestras fronteras o directamente fueron asesinados por haber llevado un mandil. Algo que contrasta, sinceramente, con el poco o nulo reconocimiento que España hace a una organización de hombres libres y de buenas costumbres que fue un objetivo tan claro de la barbarie franquista que llegó a merecer el dudoso título de crearse para ella un tribunal especial compartido con el comunismo (como si a fin de al cabo, tuviesen algo que ver).

Únicamente, como ciudadano español y como masón, ambas características llevadas con orgullo y respeto, respeto. Respeto a aquellos que simplemente por saber que existen logias creen que la conspiración es real, cuando las teorías complotistas han sido derribadas desde los argumentos en multitud de ocasiones por grandes investigadores del mundo académico. No nos regocijemos más en el hecho de que nuestra actividad es discreta: nos ampara la ley a decidir el método de entrada en nuestra organización y a mantener para nosotros aquello que hablamos y hacemos. ¿O es que cualquiera puede ir a sedes de otras asociaciones a exigir conocer de primera mano sin derechos de miembro activo qué es lo que se concluye en asambleas, ejecutivas o cualquier otro órgano de funcionamiento interno y autónomo? ¿Es por ello que sindicatos, partidos políticos, asociaciones de la tercera edad o grupos culturales están organizados secretamente para subvertir el orden constitucional y el sistema a nivel mundial?

Como masón respeto la sociedad en la que vivo. Tanto, que intento mejorarla en el ámbito que me compete. Me consta que mis otros hermanos piensan así. Para mí, no hay ningún ser humano por encima de otro. Para ellos, podría afirmar que tampoco. Pero también es cierto: yo no acuso a ninguna organización de existir para conspirar contra ningún estado o religión. Me encantaría que con la Gran Logia de España – Grande Oriente Español, así como con toda la Masonería en general, ocurriese lo mismo. Que cada cual encuentre su camino, manifestando el mayor respeto hacia el que eligen los demás. Conocernos nos enriquece. Atormentarnos, nos envilece.


Luis Díaz

[1] CAÑIZARES, María Jesús: “La Masonería inaugura sede en Barcelona con amenazas de la extrema derecha”, El Español, Crónica Global, 14/09/2016 [http://cronicaglobal.elespanol.com/vida/masoneria-abre-sede-en-barcelona-con-amenazas_60927_102.html.]
[2] EL ORIENTE (Publicación de la Gran Logia de España – Grande Oriente Español),  “La Masonería española ante el ataque de su sede en Madrid”, referenciado en www.diariomasonico.com, 14/07/2014, [http://www.diariomasonico.com/noticias/la-masoneria-espanola-ante-el-ataque-de-su-sede-en-madrid]
[3] MARTÍN, Digna, “La Masonería renace en La Palma 80 años después de su exterminio por la represión franquista”, El Apurón, 02/09/2016 [http://elapuron.com/noticias/politica/95616/la-masoneria-renace-la-palma-80-anos-despues-exterminio-la-represion-franquista/]