Probablemente hace muchísimo tiempo que no actualizo dos días seguidos... no se si será el subidón de visitas que ha pegado el blog con "Matemáticas" o que ahora tengo una razón de juego para moverme más en la literatura.
Dos meses moviditos me han traído un bajón literario serio pero siempre vuelvo a ello porque, sencillamente, no me queda otra: el que escribe una vez escribe dos, el que escribe dos, escribe tres y el que escribe tres ya pasa a escribir tres millones. Va para quien lo ha provocado, que últimamente sabe arrancar versos y prosas, logos y esperas, sonrisas y peticiones...
Collar de juegos
No te voy a mirar nunca
con otros ojos que con aquellos
con los que me provocas que te mire,
ni voy a rezarte otras oraciones
que las letanías
del te espero porque existes.
Si esto fuese un final
no tendría tanto color de principios,
tanto olor a gabardinas
de besos furtivos, de metacrilato.
No te voy a acariciar nunca
con otras manos que con aquellas
con las que me provocas a acariciarte,
ni voy a llevarte a otro cielo distinto
del que conozco yo, del sudor y la absenta.
Sin marcarlo, de todas maneras,
y avisando antes de gritarlo:
el único pago que quiero a cambio
es el dinero con el que me hablas,
la boca con la que me miras
y ese contorno en los ojos
que se te dibuja para siempre
cada vez que me los cierras...
el único pago, mira,
que deseo ahora mismo,
es el sacarme lo que pincha
pinchándome contigo,
es caminar tus carreteras dejando atrás ese cartel:
bienvenidos al olvido.
Luis Díaz