Reflexiones sobre la marcha...

Os agradezco que visitéis mi blog personal, donde reflejo mis poemas y donde me comunico, salvando las trampas del espacio geográfico, con todos vosotros. Gozáis de enlaces, tanto de páginas recomendadas como de tiendas donde adquirir mi primer libro "Ocaso en la diáspora", además de presentaciones fotográficas en la zona más baja de la página. Un abrazo a todos, y disfrutad de mis versos... Me encontraréis en Facebook (Luis D. Díaz Velázquez) y en Twitter (luisddiazv). Allí mis actualizaciones al momento.

El autor, Luis Díaz







lunes, 25 de abril de 2011

Poema: A ti, a ella...

   Buenas noches, bastante largas ya... la una y media de la madrugada y vengo a cumplir un deseo de cumpleaños a destiempo y con ciertos sentimientos de temor ante las reacciones...

   Todos tenemos archivados en los códices pontificios de nuestra memoria momentos místicos y apoteósicos que no deberían sumirse jamás en las sombras tibias del "pasó simplemente"... yo viví uno de estos en Córdoba junto a una personita magnífica a la que he tomado muchísimo cariño... aquí os dejo el poema que me inspiró ese momento, el hijo del acto poético... disfrutad de toda la actualización.

   Por cierto, creo que esta es la entrada nº 50 del blog... felicidades, tribulaciones, estas hecha una mujercita mayor. Besos y abrazos a tod@s...

A ti, a ella

(Cuando esa persona sabe
que es para ella, no son necesarias
explicaciones...)

Inocente, mínima…
Lejana y consciente
del robo a mano armada
que cometía contra mí.
En la nación del te quiero
no hay leyes sin respeto,
no hay carteles, no hay dinero…

Magistral, blanca…
La teoría de su sonrisa
 y su rostro de cristal
hacían las delicias
de alumbrar “El Arenal”…
Las manos cálidas de armonía,
el “me voy” negándote el olvido…

Solemne, mágica…
Así se me mostró,
destrozándome las razones
y llevándose mis columnas…
Una flor por su beso,
beso húmedo a destiempo,
cráter de no tener
tiempo de más, de caerse muerto
escupiendo locuras
en forma de versos ciertos…

Un triatlón de sensaciones
fue ese beso de mi historia,
la fractura de no saber
a dónde mirar…
El cerrar los ojos y ver esa sonrisa
coronada por la voz imprescindible…

En la rueda de reconocimiento
del mañana oscuro
todo lo solucionaré
con el recuerdo de tus besos…
A la sombra de la judería
abandoné la armadura
que tu terminaste de oxidar.

Lástima, pereza, princesa,
deberte solo en valor una mísera flor…
Por tu culpa hoy vuelvo
con mis loas al amor…


Luis Díaz

viernes, 15 de abril de 2011

Colaboración In Situ... Córdoba

   Que gusto andar por Córdoba, que maravilla volver al origen de muchas cosas, que gloria de historia, que olor a primavera en sus esquinas... volveré, sin duda.


Colaboración “In Situ”: Córdoba

   Nunca había estado en Córdoba, pero el haberla estudiado tanto y el conocer su relevancia en Al Ándalus y en periodos históricos posteriores me hacían creer que la había visitado tantas veces… viaje cordobés, viaje en el tiempo.
   Llegue el pasado viernes al lugar conocido como “El Arenal”… una extensión de tierra justo donde comienza la ciudad. Como observador, rápidamente descubrí el carácter afable de las gentes que ocupan sus calles, el buen trato de sus ciudadanos, la belleza de sus rostros, el espíritu árabe y sefardí que emana de cada uno de sus rincones. ¿Cómo dejar de nombrar la Judería? El olor a Sefarad, a sábado, a Tora… cuando se pasea por esa zona da la sensación de que en cualquier momento la vida se tornará sepia y los puestos de mercados medievales aparecerán de la nada, mientras que, a la derecha de tu persona, harán acto de presencia el espíritu de Averroes, los traductores de los clásicos, los puntos de partida de la medicina y la filosofía en periodos prósperos de Andalucía.
   Sin haber olvidado lo visto en esa zona, aunque creo sinceramente que sería imposible, te encuentras bajo el agradable calor y olor de la primavera cordobesa, con la más que famosa mezquita… famosa, y no me extraña. Su patio, sus fuentes, los bellos árboles que cobijan a los visitantes del sol, las piedras antiguas que no modifican su forma, que se mantienen firmes desafiando al paso de las épocas, al dolor de las guerras, a lo embriagador de las fiestas, a las distintas lenguas y oraciones que se pronuncian junto a ellas… los arcos de su interior, hijos de arquitectos célebres e ingeniosos al servicio de monarcas ansiosos por hacerse notar en el mundo a través de sus construcciones, el color de sus suelos, la sinceridad de su vejez. Daba la sensación de que cualquiera de sus columnas te haría un relato de lo que aconteció entre esos muros.
   Las calles de Córdoba me enamoraron, la belleza de sus mujeres, heredada sin duda de las razas hebrea y morisca… termino, como comprenderéis, igual que empecé: nunca había estado en Córdoba, pero sin duda, volveré.


Luis Díaz