Reflexiones sobre la marcha...

Os agradezco que visitéis mi blog personal, donde reflejo mis poemas y donde me comunico, salvando las trampas del espacio geográfico, con todos vosotros. Gozáis de enlaces, tanto de páginas recomendadas como de tiendas donde adquirir mi primer libro "Ocaso en la diáspora", además de presentaciones fotográficas en la zona más baja de la página. Un abrazo a todos, y disfrutad de mis versos... Me encontraréis en Facebook (Luis D. Díaz Velázquez) y en Twitter (luisddiazv). Allí mis actualizaciones al momento.

El autor, Luis Díaz







viernes, 15 de abril de 2011

Colaboración In Situ... Córdoba

   Que gusto andar por Córdoba, que maravilla volver al origen de muchas cosas, que gloria de historia, que olor a primavera en sus esquinas... volveré, sin duda.


Colaboración “In Situ”: Córdoba

   Nunca había estado en Córdoba, pero el haberla estudiado tanto y el conocer su relevancia en Al Ándalus y en periodos históricos posteriores me hacían creer que la había visitado tantas veces… viaje cordobés, viaje en el tiempo.
   Llegue el pasado viernes al lugar conocido como “El Arenal”… una extensión de tierra justo donde comienza la ciudad. Como observador, rápidamente descubrí el carácter afable de las gentes que ocupan sus calles, el buen trato de sus ciudadanos, la belleza de sus rostros, el espíritu árabe y sefardí que emana de cada uno de sus rincones. ¿Cómo dejar de nombrar la Judería? El olor a Sefarad, a sábado, a Tora… cuando se pasea por esa zona da la sensación de que en cualquier momento la vida se tornará sepia y los puestos de mercados medievales aparecerán de la nada, mientras que, a la derecha de tu persona, harán acto de presencia el espíritu de Averroes, los traductores de los clásicos, los puntos de partida de la medicina y la filosofía en periodos prósperos de Andalucía.
   Sin haber olvidado lo visto en esa zona, aunque creo sinceramente que sería imposible, te encuentras bajo el agradable calor y olor de la primavera cordobesa, con la más que famosa mezquita… famosa, y no me extraña. Su patio, sus fuentes, los bellos árboles que cobijan a los visitantes del sol, las piedras antiguas que no modifican su forma, que se mantienen firmes desafiando al paso de las épocas, al dolor de las guerras, a lo embriagador de las fiestas, a las distintas lenguas y oraciones que se pronuncian junto a ellas… los arcos de su interior, hijos de arquitectos célebres e ingeniosos al servicio de monarcas ansiosos por hacerse notar en el mundo a través de sus construcciones, el color de sus suelos, la sinceridad de su vejez. Daba la sensación de que cualquiera de sus columnas te haría un relato de lo que aconteció entre esos muros.
   Las calles de Córdoba me enamoraron, la belleza de sus mujeres, heredada sin duda de las razas hebrea y morisca… termino, como comprenderéis, igual que empecé: nunca había estado en Córdoba, pero sin duda, volveré.


Luis Díaz

No hay comentarios:

Publicar un comentario