El otro día, que el tiempo vuela cuando te haces viejo, con mi gran y poético amigo, Yeray Barroso, jugué al verso rompiendo mis cristales sucios del solo de pluma... salió algo precioso donde mi poeta del mar me atacó sin piedad, engendrando ambos un poema que no tiene desperdicio... el título, Forjando Continentes, es suyo... espero que lo disfrutéis. Besos a todos y todas...
Mi endeble adolescencia
se forjó de versos errantes,
errantes versos de padres atlantes,
de mi intento de soledad postrera,
nocturna, sexagenaria tristeza la dama del singular “soy yo”.
Pero retorné sin navío ni bandera
al puerto de los borrachos de madera
y encontré mi sombra perdida
y la invité a un trago de insultos y esputos de corbata
y la abandoné en el cajón del ocaso
de una diáspora al 30% de llanto
con la que forjé mis versos hilando el alma.
Hilando de hilandera, de vulgar picapedrera
meciendo las piedras de su infancia
de matarse por levantarse sin medio pie derecho
con los derechos torcidos cruzando la Atlántida.
Atlántida, madre de historias y pececitos
allá, donde habita el olvido.
Allí se sirven trogloditas con cartera
de tu picas, de tu haces, de tu mueves
de tu añoras, de tu olvidas... de tu verso.
Luis Díaz, autor del poemario Ocaso en la diáspora - www.tribulacionesenverso.blogspot.comYeray Barroso
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