De perdidos…
El jabón me huele a manos,
Mi bala disparó un cañón.
Resto y sumo,
Tres y cuatro,
Siempre miro y remiro,
¡Anda!, siguen saliendo dos.
Una tormenta en el armario,
Mis decenas en el sillón.
Calco humano,
Respiración y polvos talco,
Siempre me veo eternizando,
¡Anda!, eternizándonos.
Cae granizo a medio helar,
Hay orugas en mi techo.
Centeno y estropajo,
Poco amor, andrajo,
Nunca imaginé este castigo trágico…
¡Anda!, no valoré mis días ávidos.
Luis Díaz
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