Tu tren
Desciendo, despacio
Por un tirabuzón negro,
Negro y encadenado
A un blanco terreno…
Deslumbran tus cristales,
Tu ominosa entrada.
Caigo, tranquilo,
De sonido singular
A uno de tus hombros,
Donde siembro historias
Mientras me remojo en tu ombligo…
En el tercero la banderilla.
Y tus piernas, ¡tus piernas!
Redondas, tersas y perfectas…
Calientes entre trazos,
Blancas y sinceras…
¡Restos de mi mismo
En tus quemadas praderas!
Luis Díaz
Me gusta, sobretodo la primera estrofa.
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